Cinco Gracias
Espirituales que recibimos en la Adoración al Santísimo.
Es indudable que
además de los favores que nos concede Jesús Sacramentado en cada Hora Santa que
pasamos en su compañía solicitándole su ayuda en algún problema, también Él,
sin que se lo pidamos nos da Cinco Gracias Espirituales, que son los
frutos de nuestra presencia en la Capilla de Adoración Eucarística Perpetua, y
son:
* Santificación.- La forma más eficaz de crecer
en Santidad es pasar tiempo con Jesús en el Santísimo Sacramento. Ciertamente
conforme vamos amando a Jesús Vivo, cada día nuestro espíritu se va
compenetrando con el de Jesús y nuestro corazón de piedra lo vamos cambiando
por el de Él que es de Amor y Ternura.
* Reparación.- Cada Hora Santa es un
consuelo para el corazón de Jesús por aquellos que rehúsan acercarse a Él. La
adoración es un gran acto de entrega que repara el mal que hay en el
mundo. ¡Oh Jesús, conscientes de tu gran amor por nosotros te ofrecemos
esta hora Santa en reparación por la ingratitud del mundo, que las espinas de
la indiferencia que se clavan en tu corazón por obra de esta hora se conviertan
en flores que arrullen con su perfume tu bendito corazón!.
* Transformación.- Cada momento dedicado a
estar frente el Señor profundiza nuestra unión con Cristo, somos transfigurados
a su propia imagen con un esplendor cada vez más glorioso. Jesús recompensa la
fe de todos los que vienen a El y hace brillar sobre cada persona su gloria
bañando a cada uno con la luz de su belleza para que cada momento pasado ante
su presencia eucarística, nuestra alma sea más gloriosa y más bella para el
cielo.
* Salvación.- Cuando Jesús ve nuestra fe
al acercarnos al Santísimo Sacramento nos hace capaces de conocer la dulzura de
su amor que excede a todo conocimiento, para que así podamos en el Reino de los
Cielos gozar de su gloria.
* Restauración.- En la Eucaristía, el
mismo Jesús del Evangelio permanece con nosotros. Con nuestra fe le tocamos y
Él Derrama su poder sanador sobre nosotros y el mundo entero. El puede
convertir a los más grandes pecadores en los más grandes santos y sacar el
mayor bien del más terrible mal. “El no viene para los que se creen justos ni
para los sanos, sino para los pecadores y los enfermos porque no necesitan
médico los que están fuertes!... El hijo del hombre ha venido a buscar y salvar
lo que estaba perdido.
Hermanos, que sea
la fe el resplandeciente estandarte que guíe nuestros espíritus a la gloriosa
presencia de Jesús Sacramentado, alabémosle y adorémosle con la sincera
humildad de nuestros corazones. Hagámoslo con fe, espontáneamente de la forma
en que podamos sentir en nuestras almas el infinito amor que sentimos por Él;
ya sea con una oración o con la sencilla plática del hijo ante el padre o en la
lectura de cualquier libro o escrito que glorifique a Dios, a su Hijo y al
Espíritu Santo, sobre todo con fe. Él sabe lo que queremos decirle y conoce que
lo hacemos con fe y amor, por lo tanto no tratemos que nuestros pensamientos
terrenales se impongan a nuestra sinceridad espiritual que es lo que mas
aprecia el Señor.
Alabado y Adorado
sea por siempre Jesús Sacramentado.
¡¡¡Viva Cristo
Rey !!!
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